En una de las tantas veces que fui al Borda, uno de los
internos me dijo que él había participado en la última edición de
"Corpiños en tus ojos", la revista que emite el FAB. Cuando le
pregunté qué había escrito me dijo que no se acordaba. Recordé que tenía la
revista encima y se la mostré. Él, comenzó a buscar entre las hojas el relato
que, supuestamente, había escrito. Miró cada una de las fotos que acompañan los
escritos hasta que dio con, según parecía, la que más le gustaba... "¡acá,
acá!":
"Déjame estar a tu lado esta vez. Junto a ti en el
neuropsiquiatrico. Acompañándote durante días y meses. Sin desesperar hasta mi
externación. Déjame estar a tu lado esta vez. Al despertar en una cama pesada,
viendo el amanecer en un desayuno que podría envidiar el soltero empedernido"
Nunca supe si realmente ese poema lo
escribió aquél hombre, pero escritos que recalcan la dura realidad de los
pacientes hay en todo el Hospital. Las paredes están llenas de dibujos y leyendas
que reclaman atención. Hay voces que no pueden salir de allí pero tienen mucha
más coherencia que aquellas que se encuentra en el Ministerio de Salud o en la
Cámara de Diputado. La falta de cordura no está encerrada solamente en los
paredones y rejas del Borda.
La mayoría de los pacientes que se
encuentran en el Borda son abandonados por sus familias. Algunos viven en un
mundo paralelo y no recuerdan quiénes son ni de dónde vienen. Hombres, que, quizás,
nunca sabrán que hay un mundo cruzando las rejas del Hospital; personas que por
más medicadas que estén sienten las heladas del invierno igual, individuos que
piensan que tienen todo y en realidad no poseen ni la mitad de lo que les
corresponde. Son seres humanos castigados por no ser racionales.
Dejados de lado por su condición, el
camino de la locura inevitablemente se transforma en el de los nos escuchados.
Ellos no tienen argumentos para defenderse ni herramientas para expresarse, no
tienen la ayuda necesaria para poder curarse o poder mantenerse estables. La
demencia parece ser un camino sin retorno, sin solución, algo utópico.
Están tan marginados en esta
sociedad que inevitablemente este grupo de personas se encuentra relegado en la
lista de prioridades entre las agendas de los políticos. Los medios no los
tienen en cuenta y los que detentan el poder deshacen a medida que pasa el
tiempo.
En este último tiempo el Borda ha
sido noticia: al principio solo querían usar una hectárea del terreno para que
el Gobierno de la Ciudad construya un Centro Cívico ¿Alguien vió algo en algunos
de los noticieros renombrados? Luego, nos encontramos con una gran sorpresa:
según los proyectos de la constructora, el edificio abarcaría desde la Avenida
Caseros a Australia y desde Dr. Ramón Carillo a Perdriel; es decir que incluiría
la totalidad de los terrenos del Borda, Moyano y Tobar García. ¿Se escuchó en
las principales emisoras de Capital Federal el conflicto? ¿Se habló en los programas
de debates públicos acerca de la resistencia de los enfermeros y empleados del
Hospital? ¿Se dieron a conocer los distintos festivales a beneficio que se
vienen realizando para que el PRO no tome los terrenos? ¿Alguien habló de la
decepción que se generó cuando el FPV apoyó el traspaso de la venta del
Edificio Del Plata? La respuesta es simple y rotunda: no. Peor aún, si no
hubiera sido por el perfil mediático de María José Lubertino, nada se hubiera
dado a conocer. Aun así, quedó en segundo plano.
Los enfermos mentales, al igual que cualquier persona que padezca un
problema de salud en este país, deberían tener una asistencia adecuada, un
lugar que los contengan y un Estado que se haga cargo de ellos. Sin embargo, en
nuestro país el sistema de salud mental no condice con el ideal: las personas
que se encuentran sumergida en la locura, entre otras patologías, no tienen las
herramientas para salir adelante. Son pocos los lugares que pueden contener a
este sector marginado de la sociedad. Son pocas las personas que se preocupan
por ellos y muchos los políticos que quieren sacar provecho.